Hoy me escribió mi amigo para decirme que el padre de una chica que veraneaba con nosotros se había muerto de un infarto al corazón. Se la había encontrado esta mañana sentada en el porche de su casa llorando. Había sido todo muy rápido: un día estaba vivo y al día siguiente estaba muerto.
Así, de un día para otro, sin avisar.
Algunas reflexiones sobre la muerte
Cada vez que escucho una historia como esta, o cuando me entero de que a alguien conocido le han encontrado un cáncer, no puedo evitar pararme a pensar sobre la muerte. Me pongo en el lugar de esa persona y me imagino a un doctor con barba, muy serio, diciéndome: “Ángel, tienes cáncer. Te tenemos que operar y no es seguro que sobrevivas.” Me empiezo a poner nervioso. Mi corazón empieza a latir más rápido y el estómago se me encoge. Sin embargo, al mismo tiempo, siento dentro de mí unas intensas ganas de vivir, de hacer cosas buenas por los demás y de aprovechar al máximo el tiempo que me queda por aquí. Me entran ganas de llamar a mis padres, a mis amigos, a mis hermanos y decirles que son muy importantes para mí y que les quiero mucho.
Creo que es muy sano pensar sobre la muerte porque pone las cosas en perspectiva, siempre y cuando lo plantees de la forma adecuada y no pensando cosas como que para qué vivir si vamos a morir. Te aseguro que hay mucha gente que piensa eso, algo a lo que yo no le veo ningún sentido.
Lo que sí tiene sentido es que, la próxima vez que te enfades porque tu hijo ha suspendido una asignatura, pienses en qué pasaría si mañana le diagnosticasen un tumor en el cerebro. ¿De verdad te importaría ese suspenso? Es más, ¿te importaría siquiera el que se sacase una carrera universitaria? ¿Cuál es la importancia real de una carrera universitaria? De igual manera, si te echan del trabajo, párate por un segundo e imagínate cómo reaccionarías si a la mañana siguiente te comunicasen que sólo te quedan 3 meses de vida. ¿Qué importancia le darías entonces al despido? ¿Cuál era la importancia real de ese trabajo en tu vida?
Reflexionar sobre la muerte también es muy útil para recordar que no vamos a vivir para siempre.
Los 5 arrepentimientos más comunes a la hora de morir
La mayoría de nosotros nos arrepentimos de algo cuando nos morimos. Una enfermera de la planta de pacientes terminales de un hospital, después de ver morir a gente toda su vida, hizo una lista de los 5 arrepentimientos más comunes a la hora de morir.
Me parece una lista muy ilustradora, así que he decidido ponerla en mi web:
- Ojalá hubiese tenido el coraje de vivir un vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mi
- Ojalá no hubiese trabajado tan duro
- Ojalá hubiese tenido el coraje de expresar mis sentimientos
- Ojalá hubiese mantenido el contacto con mis amigos
- Ojalá me hubiese dado permiso para ser más feliz
La muerte lo pone todo en perspectiva, y cuando sentimos que se nos acaba el tiempo lo vemos todo mucho más claro. Es importante vivir tu propia vida. No es importante el título de director que tienes en la chapa de tu oficina. Es importante sentir, y es importante expresar esos sentimientos.
Tus amigos son muy importantes.
Es importante ser feliz.
Creo que es algo muy triste el darse cuenta, cuando ya es demasiado tarde, que no has vivido la vida que te hubiese gustado vivir. Por eso, me he comprometido a ser fiel a mí mismo y vivir mi vida según mis propias normas, sin importarme lo que otros digan o piensen de mí.
Una situación desesperada
Si te paras a pensarlo, todos estamos en una situación desesperada porque vamos a morir tarde o temprano. Ante una situación así, es absurdo no arriesgar. Si todos vamos a morir, no hay nada que perder. Dile a Cristina que te encanta su sonrisa y cómo se mueve, y que quieres invitarla a un café a la salida del trabajo. Empieza a escribir esa novela que lleva rondándote la cabeza los últimos 5 años y que no te atreves a empezar. Saca los billetes para ese viaje por África que llevas tanto tiempo deseando hacer. ¿A estás esperando?
¡No tienes toda la vida!
Buenas tardes a todos.