¡Si no luchas estás perdido!

Me siento perdido y no sé qué hacer con mi vida. Esas eran las palabras que más se repetían en mi cabeza, como un disco rayado que no paraba. Describiría esa sensación como caer en un pozo o un agujero oscuro y profundo y no tener una escalera para poder trepar y salir de allí. Estás atrapada en la oscuridad, sintiendo frío y notas como te vas entumeciendo.

En muchas ocasiones el miedo a la incertidumbre, el  miedo a no saber lo que vendrá, el miedo a lo desconocido… es lo hace que se mantenga el problema y que la persona dependiente siga alimentando esta relación tóxica, incapaz de eliminar lo que le hace sufrir. Muchas veces intentaba evitarlo y no darle importancia, pero horas o días después me volvía a encontrar con la realidad. Me sentía perdido. Me sentía vacío.

El ser humano es un ser sociable por naturaleza y aunque nos encante compartir en grupo y con la pareja, también es fundamental aprender a disfrutar de la soledad, disfrutar de nosotros mismos y pasar tiempo sol@s. De esta forma, si aprendemos a estar a gusto en soledad, las relaciones que tengamos serán saludables.

Además de pasar tiempo solo y aprender a disfrutar de la soledad, ¡ojo! también es fundamental no convertirse en un ermitaño.  No se trata de descuidar tu vida social, y es que tener una vida social activa hará que disfrutes de relaciones mucho más sanas y no dependas únicamente de una sola persona.

Hay que intentar aprender del pasado, de lo bueno que nos aportó y de lo no tan bueno también, pero siempre de cara a mejorar, eso sí, no traigas al presente, al “aquí y ahora” los problemas de relaciones anteriores, no compares, si lo haces estarás añadiendo una enorme y pesada carga a tu relación actual nada útil.

Déjalo estar y punto.

El pasado, pasado es. 😉

 

 

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¡la revolución!

Se que poca gente va acabar leyendo este blog, se que será porque hay miles de páginas y pocos minutos de tiempo al día para dedicarlos a perderles mirando estas simples lineas de un tipo bastante diferente. Nos encontramos en Verano 2019 en plena revolución. Hoy os voy a contar que la secuencia es siempre la misma. Alguien pretende que hagas algo. Cualquier cosa que ese alguien desea que hagas, sea por su propio beneficio, sea por el tuyo, sea por un tercero, da igual. Y ante esa petición, tú tienes dos opciones. Sí, sólo dos, se trata de las pocas situaciones binarias que hay en la vida. Como embarazarse. Como equivocarse. Como ser infiel, o mejor dicho, desleal. En este caso, o le haces caso o no se lo haces. No hay punto medio. On y off. Blanco y negro. Hu há.

Un amigo es alguien que te conoce tan bien y te quiere tanto que jamás te hace caso del todo. Por tu bien, por el suyo, por el de los dos. Si es amistad verdadera, resistirá el paso del tiempo, pero sobre todo el paso de ti. Los consejos, el yo de ti haría, el yo en tu lugar… están de más en un espacio de verdadera amistad. Nadie es más que nadie cuando se quiere y se piensa resistir hasta las últimas consecuencias, hasta el final. Ya no hay árboles ni bosque, los talamos todos para construir este barco sobre el que vamos los dos de igual a igual y dispuestos a naufragar. Nos equivocaremos juntos, tú dale que yo te sigo incluso en mi desacuerdo.

Y si esto es así con los amigos, imagínate con la pareja. Esa amistad de la que has decidido enamorarte. Tu pareja no es pareja si sólo te dice las cosas que sabe que te gusta escuchar. Tu pareja no es pareja si nunca te ha dicho que te equivocas.

Si no has discutido y entendido la discusión como una de las formas más puras y desinteresadas de amar.

Hazme caso. Tú obedece. Pero jamás hagas caso.

A mí, para empezar.

 

 

 

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La madre que me parió

Hola EVA, hoy va por la cantidad de veces que no te he llamado durante este ultimo mes y te enfadas. Hace unos días mi amigo Palau que es como el dios supremo de la cocina nos hizo una comida espectacular para tu familia más cercana. Te escribo esto porque no lo diré jamas, pero esto va por la cantidad de veces que te he tratado no sé si mal, pero como si fueras una pesada. La de veces que te he dicho que sí, que ya, que tengo prisa. Esto es para ti, para la única persona en el mundo a la que realmente le debo la vida. A la única persona en el mundo que no se esperaba salir en mi web. A la única persona en el mundo que jamás lo pidió.

Te noto nerviosa cuando me voy de viaje cada semana ya sea por trabajo o placer. Cuando me sigues preguntando si he llegado bien. Cuando aterrizo en cualquier parte del mundo y sé que te preocupas por que coma y duerma. Y cuando vuelvo a casa, y te alivio con un mensaje que siempre es el mismo. Mamá, ya estoy en casa. Ahí te dejo tranquila, y lo que es más injusto, eres tú la que me das las gracias por avisar. Te noto cuando no paso buenas épocas. No hace falta ni que te lo explique, porque me lo notas no sólo en mi cara, sino hasta en mi voz. Y es que no hay manera de esconderte nada. Yo lo intento por no preocuparte, por que creas que todo va correctamente, por no darte más dolores de cabeza, pero ahí está tu detector de mentiras, más fiable que cualquier polígrafo, para desenmascarare y hacerme sentir culpable de engaño en primer grado, una vez más. Te noto, en definitiva, cuando no sólo estoy solo sino además me siento, cuando no hay nadie más. Es la grandeza de sentirse tu hijo. Saber que soy lo que soy porque tú me lo enseñaste casi todo. Así que hoy te digo que te amo poco. Poco para el tiempo que hemos pasado. Poco para el que vendrá. Porque así de jodida es la naturaleza. Te da el amor más grande y puro del mundo y luego te lo quita, para que sepas lo que es perder el amor de una madre, el amor de verdad. Y entonces es como que te empuja a poner en práctica lo aprendido. Y a formar tu propia familia. Y que de este modo haya algo de ella que continúa. Pero entonces es cuando tu madre ya no está. Cuando más la necesitas. Cuando miras al cielo y te gustaría ser creyente para pensar que desde arriba te sigue los pasos. Y te sigue llamando para saber si has aterrizado y si comes y duermes bien.

Pero hoy no hablemos de cosas tristes. Hoy te escribo y te cuento esto en mi diario.  Hoy, que seguro que eres tú la que tienes problemas que no me cuentas por no preocuparme. Y a mí, que carezco de tus superpoderes y tu intuición superlativa, sólo se me ocurre decirte que cuentes conmigo. Que me des la oportunidad de ser tan buen hijo como tú has sido conmigo como madre.

Hoy pienso gritarlo a los cuatro vientos que aquí estoy, orgulloso de ti y avergonzado de quererte tan poco para lo que tú mereces.

Lo digo, lo repito y lo repetiré ante quien me cruce. Viva la madre que me parió.

Niko Rosales

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¡Vivir sin Rumbo!

Hace exactamente unos días hemos empezado este año la GIRA de tabernas y fiestas mayores de Zamba Show. Es mi primer año sin Cristina y Ivan en un escenario. Es el primer año de cambios des de aquella lamentable formación anterior que colaboraba, ha llovido mucho y el tiempo ha puesto a cada peldaño de la escalera en su sitio. Los que me conocen saben que soy un incansable y a su vez un luchador nato. Me levanto pronto con ganas de viajar, de visitar los primeros pueblos que nos esperan con ganas en sus fiestas mayores, después de ensayos interminables y de horas de producción musical para los mejores arreglos para ofrecer el mejor repertorio de baile y fiesta.

Esta vez arrancamos con miles de anécdotas y problemas. Llevo unos días que no soy yo realmente quien tendria que ser, quizás el ritmo de vida que me someto a diario puede ser la causa de los problemas, el que tiene que poner la solución solo soy yo, mi desahogo es la gente que más me quiere que tiene que aguantarme cuando ni yo mismo se entenderme, si contara las veces que he querido tirar la toalla haríamos un «ajuar» de los buenos.

Me voy a intentar olvidarme de toda la energía negativa, ni que sea por un día.

Siempre acabamos llegando a dónde nos esperan.

«La esperanza, sólo la esperanza, nada más, se llega a un punto en que no hay nada más que la esperanza, y entonces descubrimos que aún lo tenemos todo».

Niko Rosales.

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¡Vamos a por todas!

¡Buenos días! Hoy te ayudaré si tienes una empresa y quieres que tenga éxito, es fundamental que monitorices regularmente una serie de métricas que te permitan detectar posibles problemas y saber si estás avanzando en la dirección correcta. Si mi experiencia tiene algo a tu favor es que a primera vista, podría parecer que la única métrica importante en un negocio son los beneficios. Si los beneficios aumentan, el negocio va bien; si disminuyen, el negocio va mal.

Sin embargo, en la práctica no es tan sencillo.

Por un lado, aumentar los beneficios a toda costa no suele ser una buena idea. Hacer una campaña muy agresiva o estafar a tus clientes puede darte dinero rápido, pero seguramente tenga consecuencias muy negativas a largo plazo. Por otro lado, hay actividades que no tienen un impacto directo o inmediato en la cuenta de resultados. ¿Cómo saber entonces si el cambiar el diseño de tu web ha sido una buena decisión? Por último, hay empresas en las que los beneficios son algo secundario. Piensa en Whatsapp, que apenas ganaba dinero, o en Facebook, que durante los primeros años tuvo pérdidas de millones de dólares.

Como ves, es necesario ir más allá, y tener en cuenta otras métricas además de los ingresos y los gastos. El problema es saber cuáles. En una empresa suele haber un montón de parámetros que se pueden medir, y si te basas en aquellos que no tienen un verdadero impacto en el negocio para tomar decisiones, acabarás tomando las decisiones equivocadas.

Te lo cuento porque, en tu propia vida, tú también has elegido –consciente o inconscientemente– una serie de métricas que guían tus decisiones y que evalúas continuamente para ver si está todo bien.

¿Te has parado a pensar alguna vez cuáles son las tuyas? ¿En qué aspectos de la vida te fijas para determinar si tú u otra persona «está viviendo bien»?Para la mayoría de la gente, esos parámetros son el dinero, las posesiones materiales y el status social. Sus decisiones están siempre orientadas a ganar más, tener más y ser más, y admiran a aquellos que son famosos o que tienen una casa y un coche caro. Sin embargo, igual que el éxito de una empresa no sólo depende de sus beneficios, tu éxito personal no sólo depende de tu cuenta corriente, tus posesiones y tu status.

¿Qué parámetros deberías utilizar entonces para medir el éxito? Bueno, eso sólo lo puedes decidir tú, pero permíteme que te haga algunas sugerencias.

Por ejemplo, podrías medir el éxito en base al número de…

  • Cenas con tus amigos
  • Países visitados
  • Besos y abrazos dados
  • Besos y abrazos recibidos
  • Días sin estrés ni grandes preocupaciones
  • Días sin problemas de salud
  • Vidas cambiadas a mejor
  • Proyectos personales completados
  • Libros leídos
  • Buenas conversaciones mantenidas
  • Sonrisas y carcajadas
  • Habilidades aprendidas

¿Acaso todas esas cosas no forman también parte de una vida de éxito? ¿De una vida bien vivida? Quiero que te imagines por un segundo que tuvieses una pantalla mágica en la que pudieses ver 10 métricas en tiempo real para determinar si estás viviendo como te gustaría vivir.¿Cuáles elegirías tú? ¿Y si a partir de ahora te centrases en mejorar esas 10 métricas cada día de manera consciente?

¡Un abrazo y feliz Semana!

Niko.

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¡Centrate NIKO!

Llevo dos días agobiado. El problema está en que hay demasiadas cosas que quiero hacer: escribir, producir, trabajar, crear, seguir con mi web, aprender nuevas habilidades, visitar cuantos más sitios mejor y hacer todas las actividades turísticas, quedarme en el mismo sitio durante un tiempo y sumergirme en la cultura local, conocer gente interesante, conseguir un trabajo, salir de fiesta y ligar con turistas.

Sin embargo, ni tengo tiempo para hacer todas esas cosas a la vez ni son necesariamente compatibles unas con otras. Por ejemplo, si una noche me quiero ir a la cama temprano para poder aprovechar el día siguiente y escribir, tengo que renunciar a salir de fiesta con la gente del albergue. Eso hace que me sienta mal porque, aunque quiero escribir, también me apetece mucho salir de fiesta, y se que me voy a ir a dormir pensando en el buen rato que me estoy perdiendo. Si, por el contrario, decido salir de fiesta, cuando vuelvo a casa a las 5 de la mañana también me siento mal porque sé que al día siguiente me voy a levantar tarde y no voy a aprovechar el día como me gustaría.

Al final, ¿qué es lo que pasa? Que acabo haciendo un poco de todo sin centrarme en nada en concreto, y eso me deja el regustillo amargo de sentir que no estoy aprovechando el tiempo tan bien como me gustaría.

Céntrate en tu vida y pon todos tus esfuerzos en una sola cosa. Ese es el mejor plan para mejorar, conseguir acabar lo que uno se propone y avanzar. Si vas dispersando tu atención, la regalas a otros en vez de centrarte en ti (a veces hay que ser egoísta) y nunca pones tu foco en un proyecto, nunca avanzarás.

Hoy más que nunca puedes crear tu propio camino, levantarte cada mañana con una sonrisa y vivir a tu manera.

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¡Nos olvidamos de vivir!

Hoy es 24 de Abril de 2019. Hay muchas personas que buscan y desean conseguir algo más en la vida. Tenemos metas que queremos cumplir y sueños que nos alegran el día y las noches mientras soñamos.

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¡Me voy de este país!

Sin querer entrar en opiniones políticas todo el día me persigue la información. Somos un país de cofradías y de Iglesias vacías, de políticos sin escrúpulos y de salas con cultura sin publico. Somos un país dividido y desteñido por el asfalto de las grandes ciudades, el capitalismo separara cada día más a unos y otros, en ese frío y tibio ambiente acabaremos perdiendo todos. Pero sobre todo, algunos hacen lo que han visto en casa acercándose por la derecha rancia y casposa. Los menos ignorantes en vez de promesas de mentira y fusiles reales tendrán el puño para escribir. El día que no tenga la voz tendré mis manos, y cuando me corten las manos, tendré el orgullo de haber tenido la oportunidad que me dieron mis padres.

¡Pinta mal este país torpe e inadecuado yo si puedo irme, me voy!

 

 

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Secuestrado «en vida»

Estoy secuestrado de por la emoción de por vida. Pienso que estoy detrás de este baile silencioso de sábanas y carne se encuentra la pesadilla desoladora de un Xavier con miedo, un mensaje apocalíptico. Una forma de vivir totalmente diferente a los demás. Que la alegría no tiene fronteras y que la risa derriba cualquier barrera son hechos indiscutibles.

“El conocimiento de uno mismo puede matar al dragón del miedo y de la duda”. -Robert Fisher- 

Estoy secuestrado emocionalmente. No es posible “no sentir nada” ni que “nada me afecte”. Aunque no sepamos o no queramos escuchar a nuestras emociones, ellas igualmente están ahí, dándonos señales. Las queramos o no, ahí están las señales que nos manda nuestro cuerpo. Tampoco es posible que “nada me afecte” porque todo estímulo provoca alguna reacción en nosotros. No somos inmunes al dolor, porque del dolor también podemos aprender. Despertar del piloto automático pasa por respirar. Al respirar podemos hacernos conscientes de qué sensaciones tenemos y de qué emoción estamos sintiendo en cada momento.

Quien más y quien menos de vez en cuando se pone en piloto automático. Cada vez que noto que pongo el piloto automático puedo parar, respirar y darme cuenta qué está pasando en mi interior.De esa forma, entro en contacto con el momento presente y puedo saborear el momento

Las barreras emocionales hacen que nos escondamos como camaleones en una piel dura que nos impide mostrarnos tal y cómo somos. El miedo nos anestesia del dolor momentáneamente. Pero, aunque estemos “dormidos”, seguimos sintiendo bajo el caparazón. Seguimos siendo frágiles y vulnerables. Sigue habiendo vida tras nuestro corazón endurecido. Si queremos seguir con nuestras barreras… lo que hemos de hacer es parecer fuertes, pensar que no necesitamos la ayuda de nadie, ni la compañía de ninguna persona para salir adelante. Además, otra receta para no soltar nuestras corazas sería intentar agradar a todo el mundo y no mostrar nuestros sentimientos ante nadie.

En cambio, para romper las corazas emocionales….. ¡Secuestrados de por vida!, para empezar a experimentar y sentir cosas diferentes es necesario empezar por conocernos a nosotros mismos. Aprender de nuestras conductas, saber qué pensamos, cómo sentimos y qué hacemos con los que sentimos,  es el primer paso para empezar a ir desmontando nuestras barreras emocionales.

Para esta ruptura de coraza necesitamos con urgencia: mostrarnos vulnerables, reconocer que no podemos con todo, y sobretodo huir de la perfección.Las barreras emocionales hacen que nos escondamos como camaleones en una piel dura que nos impide mostrarnos tal y cómo somos. El miedo nos anestesia del dolor momentáneamente. Pero, aunque estemos “dormidos”, seguimos sintiendo bajo el caparazón. Seguimos siendo frágiles y vulnerables. Sigue habiendo vida tras nuestro corazón endurecido.

Si queremos seguir con nuestras barreras… lo que hemos de hacer es parecer fuertes, pensar que no necesitamos la ayuda de nadie, ni la compañía de ninguna persona para salir adelante. Además, otra receta para no soltar nuestras corazas sería intentar agradar a todo el mundo y no mostrar nuestros sentimientos ante nadie. En cambio, para romper las corazas emocionales….. Para empezar a experimentar y sentir cosas diferentes es necesario empezar por conocernos a nosotros mismos

Aprender de nuestras conductas, saber qué pensamos, cómo sentimos y qué hacemos con los que sentimos, es el primer paso para empezar a ir desmontando nuestras barreras emocionales. Para esta ruptura de coraza necesitamos con urgencia: mostrarnos vulnerables, reconocer que no podemos con todo, y sobretodo huir de la perfección.

“No puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido”. -Robert Fisher-

A partir de aquí, soy vuestro.

Mas vuestro no puedo ser.

¡Y no porque yo lo diga, sino porqué así me has secuestrado tu!

Niko Rosales
Tarragona 8 de Abril de 2019.
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Momentos

Nos aferramos a algo que nos hace sufrir, esperamos a sufrir para acabar con una situación que nos consume. Esperamos que llegue el día en el que no aguantas un minuto más sin saber qué hacer, y estallas. Esperamos a un momento en concreto para viajar, pero ¿por qué esperar? Si quieres viajar, hazlo, no esperes. Si quieres besarte, bésate, no esperes. Que la vida ya corre como para que nos tengamos que esperar a que lleguen los momentos adecuados. No existen los momentos adecuados, ni los equivocados: existen los momentos, sin másAsí que no esperes, no esperes a nadie, no te esperes a ti mismo. Haz que tu cuerpo tenga que correr para atrapar a tu alma. Si vivimos esperando no somos conscientes de todo lo que nos perdemos, de todo lo que no vemos. Pregúntate si vives el momento, o el momento vive por ti. Si haces que los momentos no existan porque tú decides cuando es el momento. Que el momento dependa de ti.  Si vas a estar esperando siempre, o no quieres que te esperen.

¿Equivocarnos? Seguro. Pero ni nacemos perfectos ni vivimos para serlo. Vivimos para mejorar, para empezar desde cero y llegar al cien, quedarnos a la mitad o no superar el diez. Vivimos para ser nosotros y vivir a nuestra manera. Pero no vivimos para esperar. No vale la pena esperar a sufrir para empezar a disfrutar. Ni te darás cuenta, y será demasiado tarde para empezar a vivir, así que no esperes, equivócate. Y levántate sin esperar a alguien que lo haga por ti. Aprende que no necesitas a nadie que no seas tú. Por que tú estarás contigo siempre, pero miles de personas te abandonaran, incluso aquella que te sonrió en el metro, algunas falsas amistades, algunos expertos en promesas, otros que no lograrás recordar su nombre, y también esos que recuerdes hasta su perfume. Por desgracia (o por suerte) durante el transcurso de la vida nos abandonan, y algunas marchas son dolorosas y otras las agradecemos. Pero no eres tú quien escoges el momento en el que se van.

Por eso y por mil cosas más, no esperes ni un segundo para hacer lo que te ronda por la cabeza, que si puede ser, ni te lo pienses. Porque si lo piensas, lo sientes. Y cuando sentimos algo, lo hacemos con ganas, lo disfrutamos y sentir las cosas nos hace estar vivos. No voy a quedarme de brazos cruzados esperando el momento, esperando el lugar, esperando algo adecuado. Si tengo que equivocarme, me equivocaré, pero que por la incertidumbre o el miedo a fallar, no sea.

NikoRosales

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