Siempre venia a mi casa, quería ser mi amigo.

Hola compañeros. Os voy a confesar que la pandemia me tiene bastante loco, ahora abrimos negocios, ahora paramos orquestras, ahora abrimos fiestas ahora paramos salas de baile. Ya no sabemos como estamos ni como saldremos de esto pero dentro de este follón hoy os hablaré de una cosa que me ha pasado. A raíz de un jaleo con mi mejor amigo que no viene a cuento (todo positivo eh) no se que haría sin mi Dani jajaja., me di cuenta que en mi vida tenia gente tóxica de nuevo, atención ¡ALARMA TERROR! La mayoría de estas personas tan preciosas aparecen de la manera más gentil y cargadas de buenas intenciones, y no es hasta pasado un tiempo cuando las logramos desenmascarar. Os digo que sus rasgos más distintivos es que son tan narcisistas, ególatras o deshonestas.

Os seré sincero este tipo de personas no aportan nada positivo a tu vida pero, quizá aún no te habías dado cuenta hasta ahora. Su principal característica es el egoísmo, siempre miran por su interés y pueden llegar a manipularte para conseguir lo que quieren. ¡Dios santo! este tipo de personas son capaces de destruir el intento de crear algo sano, es decir, hacen lo que sea necesario para no dejar que algo te haga feliz.

Quiero contarte algunos consejos para evitar a la gente tóxica, sobre todo si crees que existe en tu vida alguna personalidad de este tipo. Yo he vivido estas semanas  uno así y madre de dios. ¡que difícil suena!. «Lo tóxico» es insoportable, llegan momentos de no comprensión. Si os digo que hasta mi mejor amigo le ha TENIDO que escribir porque no me dejaba en paz, diciéndole perlas como «NO QUEREMOS ESTAR CONTIGO». Necesitarás grandes dosis de paciencia, asertividad y comprensión. Si ¿tienes cerca un tóxico? aquí tienes 5 consejos sobre cómo fluir en modo CHILL jaja:

  • 1. Este primer punto es esencial: No te sientas mal por ser un poco egoísta. No puedes esperar ser “buena persona” con alguien que se quiere aprovechar de ti. Recuerda que antes de nada está tu vida y tu puta vida. ¡’Es tuya!
  • 2. Es lógico sentir que quieres alejarte de las personas que te causan algún mal. Sabes que mucha de su personalidad es dañina y buscarán sacar beneficio propio o te harán sentir mal con cualquier estratagema.
  • 3.  La autoconfianza es lo que te dará fortaleza y tranquilidad para tratar a esta clase de personas. Es muy difícil defenderse de los ataques psicológicos, los sentimientos de culpabilidad y la negatividad si no tienes seguridad en ti mismo.
  • 4. No sigas su juego. Aprende a diferenciar la realidad del drama que ellos quieren simular. Utiliza tu sentido común y mantente firme en tus decisiones y en tus puntos de vista. Si crees que con algo que te pide es una manipulación, sé cortante y di NO.
  • 5. Evita emociones negativas. Reconoce la culpa, los remordimientos, la pena y otros sentimientos que pueden hacerte vulnerable. Si aprendes a conocerte, reconocerás cuando una emoción es provocada por otra persona y te será más sencillo eliminarlas.

La mayoría de la gente que vive o ha vivido una relación tóxica, ha pasado por diferentes etapas y ninguna de ellas ha sido beneficiosa ni sana. Nos engañamos a nosotros mismos negando que esa persona pueda llegar a ser un vampiro emocional o una relación tóxica, más cuando se trata de alguien muy cercano.

Prolongamos la agonía, nos echamos la culpa a nosotros mismos incluso cuando esa persona nos ha perdido el respeto, se aprovechan de nosotros y abusan de tu confianza.

Y es que alguien dijo alguna vez: Quédate con las personas que sumen, y deja atrás aquellas que resten.
Cualquier duda, no dudes en contactar conmigo nikorosales@gmail.com
En mi caso, están los tóxicos fuera de mi vida.
Buenas noches.

 

Read more

¡Piloto automático!

No estamos acostumbrados a reflexionar sobre quiénes somos y qué queremos.

A mi me pasa. Casi la mayoría de nosotros vivimos la primera parte de nuestra vida en piloto automático (yo era experto en carreras de alto riesgo). Vamos al colegio y al instituto, estudiamos una carrera universitaria, buscamos trabajo en una gran empresa… simplemente porque es lo que hace todo el mundo y porque es lo que nuestros padres nos han dicho que hay que hacer. Pero en ningún momento nos paramos a pensar si eso es lo que queremos realmente o si ese camino nos va a llevar a donde queremos ir. Por eso, cuando tenemos una crisis existencial y nos hacemos por primera vez la pregunta ¿qué quiero hacer con mi vida?.

En mi caso, desde joven que era, he vivido tantos años de manera inconsciente que he perdido el contacto con quiénes somos y con nuestros verdaderos deseos, que ahora se encuentran sepultados por un montón de ideas inculcadas desde nuestro entorno sobre quiénes deberíamos ser y qué deberíamos querer. Existen multitud de obstáculos con los que tienes lidiar, y necesitas superarlos todos con éxito para poder alcanzar tu objetivo. En los últimos años yo he cambiado mucho, he popularizado la teoría de que todos nacemos con una pasión, un propósito o una vocación , y que la clave para sentirnos realizados profesionalmente es encontrarla y dedicarnos a ella. Eso lleva a mucha gente que no sabe qué hacer con su vida a creer que su problema es ese, que aún no han averiguado cuál es su pasión/vocación/propósito, y a lanzarse a buscarla. El problema es que, aunque esta idea de «hacer lo que amas» suena muy bien y vende muchos libros, en la práctica no se sostiene.

En primer lugar, porque nadie te explica exactamente que hay que hacer para encontrar tu pasión.

Es por eso que creo necesario hacer una evolución de mi personaje para enseñarte todo lo que he aprendido.

Read more

GUAU! 6 Septiembre

Hoy cumplo años y no me gusta, vale lo acepto, pero soy un jovenzuelo. Cuando miro atrás y pienso lo que he vivido y estamos viviendo es un Coctel de emociones digno del mejor club de Habana. Sin embargo, como en todos los cumpleaños de cualquier mortal, durante ese día tan como cualquier otro, la frase que más te llega no es cómo te sientes, ni cada cuánto te aman, ni siquiera cómo te lo has montado para llegar con vida hasta aquí. La palabra que más escuchas no es otra que felicidades. Así, en plural. Como si no bastase con una, la gente que te quiere intenta desearte muchas. Y tú encima te ves obligado a darles las gracias. ¡Bueno les agradeces que tengan un fantástico momento para pensar en ti!

Últimamente necesitamos muchas felicidades, casi todos no nos podemos quejar. Pero no hay gente feliz o casi feliz. Son los felices que mi abuela llamaba felicianos. Y así no se puede ir por la vida, solía rematar. Son todos aquellos que, por más que te esfuerces, jamás cambiarán. Y desde luego, nunca esperes que gracias a ellos, las cosas cambien. Lo cual me lleva al cambio como fuente de infelicidad. Pero eso daría para otro artículo. Pero es que si pones tu ilusión en el futuro, tu fuente de satisfacción serán tus proyectos, todo aquello que estés preparándote para llevar a cabo. Ese futuro que se está creando hoy, o lo que es lo mismo, ya. Si me lo preguntas a mí, soy más de los que no ve el vaso ni medio lleno ni medio vacío. Y es que a mí no me preocupa el volumen, sino el caudal. La mejor forma de llenar esta bañera que perdió el tapón hace tiempo, es tratando de que siempre el flujo de cosas buenas sea mayor que el de las cosas que te hacen mal. Eso es disfrutar la vida a temperatura aceptable.

Por lo tanto, sólo me queda una explicación: en realidad no estaban deseándome muchas felicidades por mi cumpleaños, sino que intentaban regalarme un poquito de tiempo, eso es bonito y muy buen gusto recibirlo todos los días cosas y más, de personas bonitas.

Y compensar así esas otras no tan bonitas, el único lastre que es imposible soltar.

Gracias por las felicitaciones.

¡buenas noches!

Read more

¡Adiós a otros!

Quisiera de alguna forma borrar la memoria del tiempo que compartimos en estos momentos. En parte hemos empezado poco a poco a trabajar en eventos, pero poco a poco es de forma lenta, no nos acostumbraremos a volver a estar al pie del cañón. Hoy tocaba despedir a otros de los amigos artistas que me han acompañado en los últimos años y como tenia que explicarlo, decidí escribirlo en mi blog. Nunca antes habíamos visto con tanta nitidez cómo el virus de la desinformación, el descrédito de las instituciones y la vulnerabilidad ante los mensajes simplistas se extiende de forma acelerada en personas cercanas. Se me da muy mal decir adiós. Crecer es aprender a despedirse, he dicho siempre. Quizás sólo por eso, puede que aún hoy siga siendo un inmaduro. Así que me pienso dar el piro a la francesa, como hago siempre que salgo con amigos, sin decir nada a nadie, sin despedirme de veras. Si en este artículo, en cualquier momento, dejo una frase a medias, una de esas que siempre he sido incapaz de acabar, ya sabes de qué va.  Escribí lo que necesitaba sentir, un consuelo que hubiera dado a cualquier amiga en mi misma situación, me dije las palabras necesarias para poder salir adelante. Sí, la vida a veces es muy jodida pero también tiene su parte maravillosa. Y muchas veces nos las perdemos por pensar en las cosas negativas y hacerlas protagonistas de nuestro día a día, como si ellas fueran el motor que nos impulsara. ¡Y no! El motor que nos impulsa o al menos, el motor que me impulsa a mí es descubrir lo bonito de la vida, que puedo apreciar gracias a las malas situaciones.

Sin embargo, antes de irme, y porque mi abuela siempre me decía eso de que es de bien nacidos ser agradecidos, debería darle las gracias a tanta gente que me pasaría de las 900 palabras que siempre me he impuesto como límite. Empezando por un amigo que hoy sé que está dolido. Y al que siempre tendré en un pedestal. Tampoco quisiera darme la importancia que no tengo. Soy muy consciente de mucho que me queda, de lo mindundi que sigo siendo al lado de gente muy grande a la que admiro y seguiré admirando por su forma de plasmar el miedo, la esperanza, la rabia o la soledad. A mí este espacio siempre me vino grande. Lo sé. Y siempre lo he sabido. Pero como ocurre con los abrigos que te dejan, siempre encuentras tu manera de arremangártelos y hacerlos tuyos aunque sólo sea de manera temporal. Y hasta te diría que abrigan más. No sólo por la tela que sobra. Sino por las arrugas que crean, y como todo el mundo sabe, cuando algo o alguien tiene arrugas, como que refugia más.

Read more

¡2021 de vacaciones!

Hoy fuera postureo, os dejo una foto de mis rutas de montaña, si amigos no lloréis que también hacemos deporte. No hace falta quejarse ni llorar más porque llegamos al mundo berreando. Es un verano triste, otra vez diferente, sin espectáculo y sin show, ya veis, en mi página Web no se puede añadir nada porque no hay «JALEO» es el año de aceptar y perdonar a lo que sea que nos tiene así.

Todo el día nos estamos quejando que esta mierda de vida que nos ha tocado vivir no vale para nada. Las nuevas olas de las nuevas variantes COVID vienen y van como quien bebe agua, pero seguimos comportándonos como payasos sin respetar absolutamente nada. Estamos cansados y agobiados. Y sí, queremos reanudar la marcha, y recuperar tantas cosas que hemos perdido, nuestras vidas donde las dejamos en marzo.

Pero tememos que reanudar la marcha suponga volver a nuestras vidas ansiosas e hiper productivas de entonces. O peor: nuestras vidas ansiosas e hiperproductivas de entonces, pero quitándoles parte de lo que las hacía soportables.  Con distancia social, sin besos ni abrazos, con aforo en las playas. La nueva normalidad.

Deseo que este verano lo paséis genial que disfrutéis de los vuestros, a veces con algún abrazo prohibido.

Lo que no tienes es ganas de seguir con esta gran puta mierda.

Buenas noches.

Read more

La manada sobrevive

No os pasa que estamos artos de tanto miedo, terror, pavor, ansiedad, pandemia, virus, vacunas, negocios y muchas cosas más. ¡hace pereza solo leerlo!

Os podría mentir pero os puedo ser sincero, pero aquí siempre digo la verdad, estoy viviendo una etapa difícil, como quizás jamás la hubiera imaginado, una historia surrealista como uno de los mejores libros de Tolkien. Estoy a punto de perderlo absolutamente todo, aunque hay algo que jamás pueden quitarme. Esta es y será mi libertad. Quiero que sepas que voy a salir y voy a disfrutar de las cosas que me ofrece la vida, sin mirar atrás y anclarme en el pasado. Quiero saber que gracias a mis mejores amigos hoy soy lo que soy. Se me da muy mal decir adiós. Pero despido la etapa por finalizada.

Crecer es aprender a despedirse, he dicho siempre. Quizás sólo por eso, puede que aún hoy siga siendo un inmaduro, ya que necesito mi manada para sobrevivir a todos los problemas que afrontamos a lo largo de nuestra vida.  Aunque si lo pienso, me alegro tanto de tenerlos, quien tendría una buena historia, sino tuviera nadie a quien compartirlo. Ahora ya me voy a ir, me voy a despedir de esta etapa como hago siempre en este blog, en silencio, con pocas palabras, sin decir nada a nadie, sin despedirme de veras. Si en este blog, en cualquier momento, dejo una frase a medias, una de esas que siempre he sido incapaz de acabar, ya sabes de qué va.  El caso es que después de ya no sé cuántos años escribiendo aquí –también soy muy malo para las fechas–, empiezo una nueva etapa. Una nueva etapa donde iremos juntos en manada, solos, como esos lobos solitarios en el bosque, juntos a otro sitio, a otro lugar, a empezar otro proyecto que ahora no viene al caso. O igual a mi casa, a escribir en mi blog, eso ya lo veremos porque lo cierto es que aún tengo cosas por decidir y por cerrar. Da lo mismo lo que pase.

Sin embargo, antes de irme, ¡un paréntesis! No me voy del blog, nos veremos por aquí, entre miles de errores y algún éxito. Espero que volvamos a encontrarnos juntos en todos los nuevos proyectos que vienen. Precisamente, ellos tienen muchas ganas, están locos, me hacen caso y no saben como me llegan a convencer que lo que estamos haciendo es histórico. Mi terapia ha sido en abrazarles, en confiar en ellos, en dejarme llevar, en llorarles en el hombro, en explicar cada emoción salida de dentro, sin filtros, con verdad.

Tampoco quisiera darme la importancia que no tengo. Soy muy consciente de mucho que me queda, de lo mindundi que sigo siendo al lado de gente muy grande a la que admiro y seguiré admirando por su forma de plasmar el miedo, la esperanza, la rabia o la soledad.  Pero como ocurre con los abrigos que te dejan, siempre encuentras tu manera de arremangártelos y hacerlos tuyos aunque sólo sea de manera temporal. Y hasta te diría que abrigan más. No sólo por la tela que sobra. Sino por las arrugas que crean, y como todo el mundo sabe, cuando algo o alguien tiene arrugas, como que refugia más.

Me voy, ah, sí, que el último que apague la luz, –que no está la factura para dejarla encendida–, pero que sobre todo jamás cierre la puerta.

Porque vamos a salir, salirnos de nuestro camino.

Porque esta noche y esta vez, para siempre.

La manada sobrevive.

Read more

¡La autoestima es la clave de la vida!

Seguro que estás pensando porque no he escrito más a menudo, que ahora tengo tiempo. Estamos en momentos duros, estáis todos un poco artos de esta mierda de Pandemia Mundial que nos ha tocado vivir. Todos nos enfrentamos en la vida a problemas y obstáculos ante los cuales muchas veces nos quedamos paralizados. ¿No os pasa? A mi si. Nos parece que un problema es irresoluble o que, simplemente, no tenemos el talento o la capacidad necesarios para encontrarle una solución.

Pienso que esta situación inesperada produce estado de shock. Lo que estamos viviendo parece ciencia ficción. Y es normal que el ser humano entre primero en una fase de negación, de decir esto no me puede estar pasando a mí. Más tarde llega la ira, el enfado, el resentimiento, el pensar que en el pasado pudimos hacer más, pudimos ahorrar más o ser más previsores. Es cuando nos atascamos en esa fase de tensión, nos enfadamos con la vida. El estado de rebeldía es un estado lógico, pero desde el punto de vista mental y físico es negativo. De esa primera etapa de enfado hay que pasar a una fase de aceptar la realidad, enfocarse en esta nueva situación y ayudar a las personas.

Hoy en día, también hay muchas personas que han hecho lo posible para sacar adelante sus empresas, trabajos y vidas y que, derrota tras derrota, se sienten sin fuerzas para seguir adelante. Ante ciertos retos, se nos nubla la mente, nos cuesta pensar con claridad mientras notamos que nos invade la angustia, se nos hace un nudo en el estómago y sentimos como si algo nos robara toda nuestra energía. Para que generemos nuestros propios estados de ansiedad es suficiente con que nos imaginemos que en el futuro van a aparecer problemas y que vamos a ser incapaces de resolverlos. La ansiedad es un estado de inquietud en el cual sufrimos en el presente por algo que ni siquiera sabemos con certeza que se va a manifestar en el futuro.
Todo ello hace que sea necesario conocer las profundidades de nuestro interior para comprender mejor de dónde surgen nuestras verdaderas limitaciones. Si queremos aumentar nuestra capacidad para resolver problemas y deseamos potenciar nuestra competencia a la hora de descubrir oportunidades, necesitamos aprender cómo transcender los límites que nuestra mente nos impone. Cuando entendamos por qué actuamos como lo hacemos, podremos empezar a diseñar nuevas estrategias que nos permitan alcanzar lo que hasta ahora nos parecía inalcanzable. Es en este nuevo espacio de posibilidades donde afloran la creatividad, la sabiduría y la energía que transforman por completo nuestra experiencia, al traer una mayor serenidad, ilusión y confianza a nuestras vidas.
Nos vemos en breve, buenas noches
Niko Rosales.

 

Read more

#Fuck2020

Os escribo a 31 de Diciembre de 2020. Queda un minuto para despedir el año #fuck. Este año que tenemos tantas ganas de que desaparezca de nuestras mentes y deje paso a un nuevo 2021. Seguro que estás preguntando por dentro, pobre ingenuo, sino sabes como será el 2021.  ¡Pero entre tu y yo!  es muy difícil que sea peor. Y si lo es, al menos no nos pillará por sorpresa, como llegaste tú, a poner nuestras vidas en pausa, a colocar sobre nuestro futuro un manto oscuro y a llenar nuestro día a día de miedo y prevención. 2020, no creas que te odiamos, tenemos ganas de que te vayas por el agotamiento, pero también tenemos algunas cosas que agradecerte. No nos adelantemos, déjanos dejarte algunas cosas claras. Llegaste con ganas de protagonismo y lo has conseguido. Ignoraste todos nuestros deseos de que fuera un buen año y te presentaste como un villano dispuesto a despedazar nuestras ilusiones.

Sin duda serás un año #fuck histórico, sin duda serás recordado en las generaciones futuras, pero no te vas a llevar todo el protagonismo porque los protagonistas, los actores principales seguimos y seguiremos siendo nosotros. Tuvimos que quedarnos en casa, tuvimos que dejar de abrazar a nuestros seres queridos, tuvimos que dejar de besar a nuestros amigos, tuvimos que dejar de viajar, tuvimos que perder trabajos. Tu afán de protagonismo dejó las calles vacías y escenas surrealistas de personas con mascarilla. Pero la mascarilla no nos va a callar ni va a impedir que sigamos sonriendo con la mirada. Y esa incertidumbre que ha marcado este año se diluirá entre las pequeñas certezas que vamos descubriendo cada día.

No sabemos cuál era tu intención al llegar arrasando con todo, tal vez no ha sido con mala intención. O sí. Pero aquí llega la parte en la que te agradecemos todo lo que hemos aprendido contigo. Porque serás recordado como el año de la pandemia, de la enfermedad, de la muerte y del miedo. Pero también serás recordado por el ser el año que nos hicimos conscientes de algunos valores que teníamos olvidados. Por esos padres y madres que empezaron a pasar más tiempo con sus hijos pequeños, por todo lo que aprendieron jugando con ellos, por frenar el ritmo de vida, por aprender del silencio y de la soledad, por descubrir el poder que tiene un Whatsapp.

Serás recordado por apreciar esos vínculos que no rompe la distancia, por la solidaridad, por descubrir a nuestros vecinos, por la empatía, por los cuidados. Te recordaremos por lo malo, pero también por obligarnos a ver el mundo de una forma diferente, por habernos hecho valorar más lo que tenemos, por mostrarnos lo que vale el momento presente. Por hacernos más fuertes a pesar de todo. Te recordaremos por hacernos ver cuánto podemos crecer en las dificultades y por aprender a disfrutar cada minuto con los nuestros. Porque este año, sin duda, hemos encontrado a los demás pero también nos hemos reencontrado con nosotros mismos.

Miramos diferente al 2021, dejamos de lado los propósitos de Año Nuevo y nos centramos en el día a día.

Ahora vamos paso a paso, agarrando pequeñas certezas, atesorando momentos.

El próximo año seremos más fuertes y te recordaremos también por eso pero… sí, estamos deseando pasar página.

Hasta nunca, 2020.

Read more

¡Felices Fiestas y feliz 2021!

Antes que nada, lo que más ilusión me hace es decir que no trabajaré para fin de año, al principio, al enterarme de la noticia me puse muy triste, pensé que putada más grande a nivel profesional y sí, en parte lo es, es gravísimo.  Pero como dice el gran Albert Espinosa, de las perdidas ganancias, tendremos tiempo para nosotros, para mi en este caso, a parar y disfrutar de la gente que más queramos. Pero ¿Qué nos depara entonces esta pandemia? Esta es una pregunta que todos nos hacemos de diferentes maneras. Ya sea por haber padecido la enfermedad, haberse mudado, haber perdido a un ser querido o un trabajo, haber adoptado un gatito o haberse divorciado, comer más o hacer más ejercicio, pasar más tiempo en la ducha cada mañana o por llevar la misma ropa todos los días, es una verdad ineludible que esta pandemia nos ha transformado a todos.

En la vida diaria, la incertidumbre se ha manifestado de innumerables y diminutas maneras al intentar reorientarnos en una crisis, en ausencia de los referentes habituales: escuelas, familias, amistades, rutinas y rituales. Los ritmos antes frecuentes, de tiempo a solas y tiempo con otros, los desplazamientos e incluso el reparto de correo, se han alterado. No hay una nueva normalidad, solo una extraña anormalidad en evolución. Incluso un simple «¿cómo estás?» está cargado de preguntas ocultas (¿eres contagioso?), y rara vez trae una respuesta directa, sino más probablemente un relato de hipervigilancia sobre una misteriosa subida de temperatura experimentada en febrero. Las mascarillas nos dejan prácticamente sin rostro, a mi me pasa, ni me conocen por la calle. El desinfectante de manos es una pantalla física, lo veo como «una barrera, como no hablar el idioma de alguien». Y ni te digo si mis amigos van todo el dia, como el pijama y el chándal. De alguna manera, el uso repetido de este tipo de prendas hace que todo lo que llevamos nos pese. Se suman a nuestro cansancio y le añaden una capa extra.

No quiero alargarme más pero la pandemia será algo «similar a una guerra mundial» en lo relativo a su impacto emocional. «Tendremos, supongo, una recesión global. Habrá un grave sufrimiento y desigualdad y pobreza. Se trata de una crisis vivida a escala mundial con grandes consecuencias emocionales, y me parece que en tiempos de adversidad el repertorio emocional de las personas cambia». Tal vez, como resultado de esta experiencia, transformaremos nuestro sistema sanitario para que preste la debida atención a la salud mental y física. Tal vez, la pandemia nos ayude a repensar para qué sirve la medicina. Yo así lo espero de verdad. En mi caso, gracias a FaceTime y Zoom me han ofrecido el mismo consuelo de la conexión remota, aunque puede que tenga que volver a aprender algunas habilidades de comunicación cuando volvamos a tener reuniones presenciales y Zoom ya no esté ahí para darme los turnos de la conversación y me recuerde los nombres de las personas. Durante meses, hemos convivido con nosotros mismos. Profundizaremos nuestra gratitud por los pequeños momentos del día a día que nos hemos perdido, y por algunos placeres que nos han ayudado a sobrellevarlo, aunque solo sea el sabor de una manzana de temporada. Y, de algún modo, nos conoceremos mejor a nosotros mismos.

Sea como sea, estamos aquí y tu me estás leyendo.

Felices fiestas y próspero año 2021.

Nos vemos en el camino, hasta entonces, sed felices.

Niko Rosales

 

Read more

Resiliencia

Hoy me apetecia explicar que he conocido una persona con mucha resiliencia. Es de ese tipo de personas que han conseguido sobreponerse a situaciones en las que salía por nuestra boca: “Si a mí me pasara eso, no sería capaz de continuar”. Para aquellas personas que han sobrevivido al dolor extremo de situaciones traumáticas, que han sacado aquella fuerza que va más allá de todo lo que algún día habíamos creído que podría con nosotros. Porque esta fuerza y capacidad de superación es, para mí, el punto más álgido del optimismo. Porque el mérito de un optimista está en sonreír cuando las cosas no podrían ir peor. En esforzarse hasta niveles amargos, en continuar avanzando cuando sienten que la vida es demasiado cara para que “valga la pena”.
Una persona con una admirable resiliencia es aquella a la que se le perfila un esbozo de sonrisa en los labios y la dibuja casi con dolor. Cuando el alma, en su máximo momento de martirio, obliga a la razón a no quedarse sin motivos para continuar hacia adelante. Cuando el superviviente que existe en él se ve obligado a comprar un poco de egoísmo para avanzar.

La persona resiliente es aquella a la que no sabes qué decir ni cómo consolar, porque sabes que, por muy empático que seas, eres totalmente incapaz de ponerte en su situación y de entender si quiera un atisbo del dolor por el que está pasando. Son los grandes sabios de la vida. Y no, para mí, la sabiduría no tiene nada que ver con la inteligencia. Una persona sabia es aquella que ha sentido mucho, que ha vivido intensas emociones y ha aprendido de ellas.  Y aunque no hay mayor e indeseable situación que una traumática, si ha pasado por ella y es aún capaz de ofrecer esperanza y desprender alegría a quien le rodea… que alguien le dé YA, por favor, la cátedra de la Vida.

Esa persona debería ser el psicólogo de psicólogos. Y es que no hay dolor que no sea capaz de entender, ni emoción que no haya sentido. Ésos son los resilientes valientes, aquellos que se han atrevido a viajar por todas sus emociones, incluso las que dolían. Aquellos que han abierto las puertas a todo tipo de miedos, de sentimientos desconocidos. Aquellos que se han sentido desamparados ante extrañas sensaciones y, aún así, han decidido apostar por la vida. Estos héroes nunca eligieron serlo a desgracia de sufrir en tal exceso y profundidad. Y es que lo que han sentido, ha sido tan hondo que, en la penumbra de tales profundidades, ha habido momentos en los que no han encontrado palabras ni vocabulario que se acercara a definir lo que sentían. Tú puedes ser un héroe sin haber pasado por ello. Empezarás a serlo cuando seas consciente de que no necesitas darle la bienvenida a la resiliencia para valorar la vida con las ventajas con las que se te presenta. Serás un héroe cuando valores lo que tienes por lo que te ofrece, nunca cuando lo valores por miedo a que te falte. Cuando vuelvas a conectar con la esencia de lo verdaderamente importante.

Cuando, con todo el aprendizaje que llevas a tus espaldas, te des cuenta de que necesitas recuperar el espíritu de cuando eras niño. Eso es, volver a sentirte niño de por vida. Y es que era entonces, cuando menos parecía que sabías, cuando en realidad más comprendías. Era cuando magnificabas las cosas y cuando la sonrisa de quien te estaba mirando era tu mayor alegría. Cuando sostenerte de pie era tu mayor triunfo, y cuando un cuento con final feliz era la mejor forma de despedir el día. Era entonces cuando nosotros, pequeños exagerados, le dábamos la importancia que verdaderamente tenían las cosas. Cuando incluso, sin ni siquiera saber formular una frase sin sentido, éramos capaces de otorgarle el sentido real y percibir la importancia de cuanto nos rodeaba. Con muy poco tiempo de vida estábamos, sin embargo, en el momento más sabio de nuestra vida.

Una persona que pasa por una situación dramática y dolorosa, a la que se le rompen todos los esquemas, se le da la oportunidad de empezar de nuevo y de reestructurar todo su bagaje espiritual. Es entonces cuando, si lo consigue, recupera el espíritu de niño, conecta con la vida de otro modo y se aleja de lo prescindible. Y es que día tras día se nos habla de una tal crisis económica. Sin embargo, yo creo que existe una mucho más fea y preocupante que nos perjudica mucho más que la primera. Se trata de una crisis espiritual. Y ésta no entiende de dinero, pues suspendió en economía. Sin embargo, sí que entiende de valores. Y a veces, cuanto más se recupera una, más cae la otra.

Cada vez que descuidas lo que quieres, estás atentando contra tu vida. Por lo tanto, aléjate de lo prescindible si lo imprescindible no te falta. Que la resiliencia de una de las personas más optimistas que conociste, no tenga que advertirte de las ventajas de tu vida. Y que con cada uno de sus «DISFRUTA», no se te derrame una lágrima que caiga a imperiosa velocidad por el peso de los remordimientos. Remordimientos por reconocer que no valoras, en cada minuto de tu vida, lo más importante de ella. Por eso, hoy va por ellas. Por esas personas que han puesto sonrisas, en sitios que a los demás nos parecían imposibles.

Muy buenas tardes, a seguir adelante.

Niko Rosales

Read more