¡Mi pequeño valiente!

Jueves 15 de Marzo de 2023

¡Mi pequeño valiente!

Justo lo hablaba hoy con uno de mis mejores amigos, tengo que aprender a VIVIR sin ti Biscuit. No os imagináis lo que le hecho de menos. Qué lugar tan enorme ocupabas en mi vida y que enorme el vacío que dejas. Mi amor y mi gratitud te la llevaste mi pequeña familia.

Mi pequeño valiente perro que ha aguantado hasta los últimos días de su vida sufriendo un poco al ver el deterioro de esos 20 años. Ayer tocó decirte adiós. No em imaginaba que un adiós puede ser tan doloroso. Has sido el regalo  más bonito que he tenido en la vida, llegaste a casa cuando yo te dejaba porque iba a trabajar a las Carpas del Cel como speaker. Al volver casi a las 07.00h de la mañana siempre querías salir a pasear, este es el peor momento que recordaré, al venir de los bolos siempre tenias las ganas de salir, hasta los últimos días que ya ni podías moverte. Te hacías mayor y es ley de vida.

Dile a mis abuelos, a mis abuela que cuiden de ti y que también los hecho mucho de menos, a David también. Soy más humano y todo esto a sido gracias a ti. Y gracias a ti, pude abrir la puerta de mi amor por todos los animales. Espero haber estado a la altura de ti, el ser vivo más especial que jamás he conocido. Son casi 20 años contigo viviendo y pasándolo, por qué no de puta madre.

Pero hoy, mi tristeza, duele, duele tanto que no hay consuelo. Porque la vida va de eso. Gracias por enseñarme tanto. Mi vida, mi amor, mi compañero, mi valiente.

T’estimare sempre.

«Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida»

Buenas y dolorosas noches, hasta entonces, mucha paz.

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NEGARÉ QUE LO HE ESCRITO

Negaré que lo he escrito, pero tampoco podemos pedir más amparo por parte de quien nos debería rescatar de esta locura. No se como lleváis este 2023 pero yo lo llevo mas o menos, he tenido algunos problemitas de salud que he tenido que solucionar.

Quiero pensar que todo es torpeza. Quiero creer que no hay mala fe. En esta vida uno encuentra básicamente dos tipos de personas: la mala gente y los torpes. Los que lo hicieron todo con mala baba y los que simplemente nos equivocamos cada dos por tres. Y a mí, que siempre me ha parecido que todo maligno era alguien que de pequeño necesitó más de un abrazo, no me da el coco para que –de todos los lugares del planeta– justo aquí se hayan concentrado todas las expresiones posibles de la maldad.

Por eso hoy, y sin que sirva de precedente, quisiera empezar lanzando un ole por cada torpe que manda en nuestro país. Que por qué empiezo por los que mandan. Pues porque la torpeza es proporcional al poder que desempeñas. Cuanto más arriba estés, más torpe te puedes mostrar. A mayor presupuesto, mayores medios, mayores competencias, mayor puede ser cada torpeza en el ejercicio de tu responsabilidad. Sí, es posible que yo sea el tipo más torpe de España. No me importa reconocerlo, recordarlo, subrayarlo una vez más. Pero como soy un mindundi que a casi nadie afecta lo que hace, pues mire, tengo como mucho una torpeza de alcance micro, que tienen que sufrir sobre todo mis allegados, mis ‘followers’, mis lectores y como mucho algún espectador despistado.
Pero quien manda, cuando la caga, entorpece mucho, entorpece más.
Torpe o no les deseo un feliz dia.
Niko Rosales
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Desde la distancia de volver a vivir.

Estaba mirando cuando fue el ultimo día que entré aquí para escribiros algo. Hace exactamente dos meses y después de eso unos meses más. Tenia quizás algún pequeño problema en explicar algo al mundo. Es algo único, algo que sólo tú puedes decir. Algo que sólo tú puedes hacer. Tú y nadie más. Por eso, lo sepas o no, tú no serás feliz hasta que lo encuentres y lo lances. No serás feliz hasta que lo sepas y lo hagas.

Digan lo que digan los demás. Hagan lo que hagan los demás. Tu único enemigo no son ellos. Ni sus críticas ni sus advertencias ni su envidia ni su mala o su buena intención.

Tu único enemigo eres tú. Y eso es justo lo que llamamos miedo.

 

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Nos vemos en el infierno

Hola amigos, hoy me apetecía escribir a mi blog. Ya sabéis que lo utilizo más como terapia y explicar mis paranoias. Me apetece escribir a veces y expresar mis emociones en petit comité y aquí en mi diario, aunque si te das cuenta está mas abierto al mundo que nunca. Mi nombre es Niko Rosales pero casi todo el mundo me llama Niko. He sido un currante toda mi vida en todo tipo de trabajos y subiendo poco a poco, currando desde los 16 años  juntando los valores tan importantes como el respeto, la disciplina, el esfuerzo, las ganas, el compañerismo y -sobre todo- a no rendirme jamás.

¡Mi juventud fue una época donde creí que nada podía tumbarme, iba a comerme el mundo! Han pasado los años y todo se ha ido superando y complicando a la vez. La pandemia a mi me ha afectado mucho, tengo que reconocer que soy un culo inquieto y un tipo bastante social. Si algo he aprendido en la vida, ahora que tengo ya más problemas que nunca es a pensar en todo ello con una única arma: CREER EN UNO MISMO sin importar el QUÉ DIRÁN. Saltar del barco.

Yo salté hace un tiempo. Así fue cómo decidí coger las riendas y empezar a tomar mis propias decisiones, arriesgarme, aunque mi vida estuviera en juego.

Mi propósito es emprender juntos un camino hacia uno mismo, a liderar nuestra propia vida sin importar las consecuencias que ello conlleve.

Nos vemos en el infierno.

Niko.

 

 

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¡Volver a los escenarios a pleno rendimiento!

He intentado ser locuaz y ocurrente a la hora de escribir como me siento para que refleje todo lo sucedido este año, ahora que la gira terminó y se va disipando el humo, pero no lo he conseguido. Y no lo hago porque la única palabra que se repite una y mil veces es GRACIAS. Gracias a mis amigos por llevarme en volandas, gracias a mi equipo por saber la exigencia del momento. Gracias al público, a los managers, a los clientes y todo el público. También al equipo técnico de mi empresa que ha conseguido que no se haya suspendido nada ni tampoco dejar de funcionar nada.

Gracias a toda la gente que forma Jamboo Agency por ir siempre un paso por delante, apartando todas las piedras que pudiesen hacernos tropezar. Y, por encima de todo, gracias a vosotros que me seguís minimamente de corazón y que sabemos a ciencia cierta que estaréis esperando como se espera al hijo pródigo, a sabiendas de que esa espera puede ser eterna.

En nombre de Jamboo Agencyo os queremos como a la luz del día.

Gracias. Una y otra vez.

Hasta la próxima

 

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¿TU religión?

Odio las setas pero me flipa la trufa. No me gusta el frio y me apasiona el esquí. Ya tienes las primeras contradicciones de la vida. Vuelvo después de unos meses con una misión.  No fumo y me dan tanto asco las drogas, como el daño que hacen en las personas. Me pongo crema antiarrugas desde los veinte, porque soy de los que creen que la perseverancia es la única que da resultados. Me gusta el vino y el jamón, una reunión de mi secta privada y vivir la vida. Hablando de sectas…

Hoy os hablaré de porque «DIOS» no ayudo a mi amigo que murió mientras el culpable deambula. Vale, bien olvida la excepción, que hay de las incontables guerras declaradas en su nombre, vale bien, que hay del racismo, el sexismo, la fobia de odio.  Y no solo hablo de Jesús, estoy hablando de toda religión organizada, exclusivos grupos creados para gestionar el  control, un traficante que mantiene a la gente adicta a la droga de la esperanza. Sus seguidores no son mas que adictos que quieren su pico de mierda para mantener su dopamina de ignorancia adictos con miedo a creer la verdad. Que no hay orden, que no hay poder. Que todas las religiones son sólo gusanos que metastatizan mentes, hechos para dividirnos. Así es más fácil ser gobernados por los charlatanes que quieren manejarnos.

Para ellos, solo somos seguidores pagados de su pobre franquicia de ciencia ficción. Sino escucho a mi amigo imaginario, porque cojones debería escuchar el tuyo. La gente piensa que su plegaria es alguna llave a la felicidad, pero así es, como se adueñan de ti. Aún no estoy lo bastante loco, para creer esa distorsión de la realidad.

¡Así que, que le jodan a DIOS!

 

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¡Para vivir, hay que vivir!

No, no estamos de normalidad completa. Últimamente veo que todo el mundo intenta hacer como si nada. Todos nosotros miramos a nuestro alrededor y nos encontramos un día soleado, con el tráfico habitual, seguimos con nuestra rutina (trabajo, casa, compras, niños) y en estos momentos pensamos: «POR FIN NORMALIDAD». Pero sinceramente con un virus a medio gas, un guerra absolutamente lejana pero a la vez muy cerca porque solo falta encender un televisor, leer un periódico o abrir una red social para entrar de lleno en el horror que nada tiene que ver con la bendita normalidad. Sirenas que alertan de bombardeos, gente escondida en búnkeres, bebés que nacen en condiciones muy precarias, mujeres y niños que huyen, hombres que se quedan a luchar, muerte, miedo, sangre, destrucción…

Y durante este momento hay que vivir, en mi caso volver a sonreír y subir a los escenarios.  Hacer como si nada, animar, sonreír, vivir. Pero esa incongruencia puede hacer que nuestro cerebro se contagie de esa experiencia, y que entonces empaticemos, lloremos, nos movilicemos y queramos ayudar. Hace unos días sentí la posibilidad de viajar a Ucrania para intentar ayudar, toda la gente que me rodea solo le preocupaba «Por tu seguridad», realmente somos ¿egoístas? Las dos posturas son entendibles, no nos hacen ni más buenos ni más malos, o fríos, o insensibles. No sabemos nada de las guerras internas de cada uno. Respetemos que haya gente que se implique y esté al tanto y que haya otros que necesiten distanciarse porque no soportan la ansiedad de estar en contacto continuo con esta guerra. Porque no les hace bien y también es lícito que queramos salvaguardar nuestra salud mental y el auto-cuidado.

Como digo siempre, para vivir, hay que vivir de verdad.  Yo intentaré seguir adelante con algunos medios y mucha ilusión, queriendo como nunca y sobre todo apostando por toda la gente que me rodea y me ha echo feliz.  Sea como sea, es la única forma de vivir.

Buenas tardes.

Taragona 24/03/2022

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Los sesgos del pensamiento

Hoy podría hablar del cerebro, de las ideas que me ocurren. Os cuento que existe el sesgo de confirmación en los pensamientos de nuestro cerebro. Es la que reparte el bacalao en nuestro cerebro, descartamos las ideas buenas y atendemos más a las ideas que ya confirman nuestras ideas previas. No queremos ideas que cambian lo que tenemos concebido. A nuestro cerebro rechaza todo lo que es ajeno a nuestro pensamiento. Hoy os hablaré del pensamiento critico VS el sesgo de confirmación. Yo siempre he sido indisciplinado, me ha costado mucho entender las cosas sin un razonamiento o una explicación. Muchas veces recibía respuestas en colegio, esto es así porque si. No lo entendía. Yo recuerdo la primera comunión y me hice un gran un lio. Con 9 años en la preparatoria de la comunión la idea de Dios lo tenia de forma incomoda, cuando lo preguntaba como un hombre que se convierte en paloma y como es posible que estuviera en todos lados, cuando preguntaba a mi profesora de catequesis me decían porque la biblia lo dice así y los caminos de dios son inescrutables.

«El poder sabe cómo nos gusta alimentar nuestras ideas previas.»

Allí empezó mi pensamiento critico, nos hemos convertido en esclavos de nuestras opiniones. Todo el mundo funciona en PACKS de opinión. Ya sea en redes sociales. Los excesos no venden. La realidad es que la mayoría de las personas, no buscamos la verdad sino afirmar nuestras opiniones. ¿Estamos perfidísimos? No, estamos pero este pensamiento creo que es algo que debe de ser espontáneo y no agarrarnos de el, cuando eres tan consciente de estar vivo y saber que morirás es algo hermoso… pero después viene lo cabrón puede darte ansiedad, emociones variadas, desconexión de todo, perdida de ego, sentir que nada es real, pureza al ver la naturaleza, sentir que estás quedando loco, es algo bello pero arriesgado.

Un día os cuento más.

Vivir conscientemente equivale a concentración .
Esto es excelente.
Buenas tardes.

 

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La clave a veces está en cambiar el foco a la situación.

Uno asume lo que pasa, cuando te enfrentas al dolor en soledad. El dolor es inevitable, lo que es opcional es salir de ahí.

¿Qué he aprendido? 

De la adversidad es lo que más se aprende, pocas lecciones dan cuando no te pasa nada, cuando todo está bien, es maravilloso. Pero la adversidad me ha enseñado a agarrar la vida con esas ganas de vivir, que la vida no se acaba si tu no quieres y valorar a toda la gente que te quiere. La clave es ver mas posibilidades que limitaciones. Cambia el foco, enfócate en la respuesta, la solución, en lo bueno. Por muy negro que lo veamos todo, siempre hay una luz en el final del túnel. Siempre lo tenemos que tener presente, a veces no tenemos otra opción, nunca sabremos lo más fuerte que tenemos hasta que lo vivimos. Hay que meterte de lleno a la adversidad, una vez que hayamos aprendido la lección.

Estamos aquí para ser felices, no para sufrir, odiar ni estar tristes. Mi mejor amigo me dio el consejo más importante de mi vida, tienes dos opciones, seguir el modo victima y quejarte de todo o cambiar radicalmente pensar en el futuro y luchar por volver. Lo principal para no quedarte en la frustración, es aceptar lo ocurrido.  Para que preocuparte por algo que ya no puedes volver a cambiarlo, esto te frustra. En el presente estás con nostalgia pensando en cosas que no van a volver. El día que tu aceptas la situación es cuando aparecen un montón de posibilidades. La autoestima es frágil, yo tengo que trabajarla día a día, le das vueltas a la cabeza, tenemos mucha responsabilidad. Hay que aceptar. Yo pienso que la aceptación es mágica, pero nunca ni con la pena ni la tristeza ni la culpa. Porque esto son emociones humanas pero tenemos que aprender a gestionar. Hay que transformar todas las emociones en positivas. Constancia, perseverancia y fuerza de voluntad. El secreto del éxito no es tratar de evitar los problemas ni deshacerte de ellos, tampoco acobardarte ante ellos. El secreto es crecer tú de forma que seas más grande que cualquier problema.

Vivir el presente, disfrutando de cada instante y mirar al futuro con esperanza y optimismo.

Muchísimas gracias, buenas tardes.

Niko Rosales.

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¡Pido perdón!

¡Hoy pido perdón!  Sabemos que estamos expuestos a cometer errores y a hacer las cosas mal de tanto en tanto, incluso cuando existe mucho cariño de por medio. No existe ninguna relación en la que cualquiera de las partes no haya metido la pata una vez, dos o tres, o quizás mas. Imagino que si una persona en la que confiaste durante tantos años, te haga daño y corremos rápidamente a pedirle perdón, ¿Cómo haces para dejar atrás el dolor y la decepción?

Pero, ¿y si el asunto ha sido muy grave y te he traicionado por todo lo alto? ¿Puedo pretender que me perdones en ese caso? No, no tienes que perdonarme inmediatamente. Faltaría más. Necesitas tiempo para asimilar lo ocurrido, para que la ira y la indignación iniciales vayan pasando. Quizás más tarde podamos hablar de ello para aclarar el asunto y, más adelante aún, te sientas preparado para perdonarme. Sin prisas. Analízalo con calma.

Es mucho peor para una relación decir: «te perdono» sin sentirlo realmente, que tomarse el tiempo que se precise para resolver la situación sin que queden resentimientos de por medio. Por eso, aunque yo te presione llena de culpabilidad y quiera escuchar que me perdonas, tómate tu espacio y tu tiempo. Porque el perdón es una concesión que realizas principalmente contigo.

Cuando te sientas listo para liberarte del dolor que te causé, entonces sí, perdóname, sin que ello signifique que debas olvidar lo que te hice. Tienes todo el derecho del mundo a estar enfadado, a tomar las precauciones necesarias para que no vuelva a repetirse lo ocurrido e incluso a terminar con la relación, pero perdóname.

Deja en el pasado lo pasado y camina libre.

Hazlo, independientemente de que reconstruyamos o no nuestra amistad.

Hazlo por ti.

Buenas tardes,

Niko Rosales.

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