¡Hoy pido perdón! Sabemos que estamos expuestos a cometer errores y a hacer las cosas mal de tanto en tanto, incluso cuando existe mucho cariño de por medio. No existe ninguna relación en la que cualquiera de las partes no haya metido la pata una vez, dos o tres, o quizás mas. Imagino que si una persona en la que confiaste durante tantos años, te haga daño y corremos rápidamente a pedirle perdón, ¿Cómo haces para dejar atrás el dolor y la decepción?
Pero, ¿y si el asunto ha sido muy grave y te he traicionado por todo lo alto? ¿Puedo pretender que me perdones en ese caso? No, no tienes que perdonarme inmediatamente. Faltaría más. Necesitas tiempo para asimilar lo ocurrido, para que la ira y la indignación iniciales vayan pasando. Quizás más tarde podamos hablar de ello para aclarar el asunto y, más adelante aún, te sientas preparado para perdonarme. Sin prisas. Analízalo con calma.
Es mucho peor para una relación decir: «te perdono» sin sentirlo realmente, que tomarse el tiempo que se precise para resolver la situación sin que queden resentimientos de por medio. Por eso, aunque yo te presione llena de culpabilidad y quiera escuchar que me perdonas, tómate tu espacio y tu tiempo. Porque el perdón es una concesión que realizas principalmente contigo.
Cuando te sientas listo para liberarte del dolor que te causé, entonces sí, perdóname, sin que ello signifique que debas olvidar lo que te hice. Tienes todo el derecho del mundo a estar enfadado, a tomar las precauciones necesarias para que no vuelva a repetirse lo ocurrido e incluso a terminar con la relación, pero perdóname.
Deja en el pasado lo pasado y camina libre.
Hazlo, independientemente de que reconstruyamos o no nuestra amistad.
Hazlo por ti.
Buenas tardes,
Niko Rosales.